La DEA, la SIDE y la vida de un espía acostumbrado a jugar en las grandes ligas.
Fue el máximo informante de la DEA en la Argentina durante casi dos décadas. Infiltrado de la SIDE en la Triple Frontera en la causa AMIA. Espía inorgánico de la Policía Federal. Y cuentrapropista en el mundo de los servicios de inteligencia. La caja de cristal en la que se encontraba Julio César Pose se rompió el 12 de septiembre de 2020 cuando públicamente lo acusaron de ser la Morsa en el triple crimen de General Rodríguez.
Podían decir cualquier cosa sobre él, mercenario, topo, informante, pero eso no. En ese momento tomó la decisión de hablar sin importar las consecuencias.
Desde sus inicios con Jorge Fino Palacios hasta sus trabajos como freelance para la agencia antinarcóticos más importante del mundo. Pose cuenta cómo es infiltrarse en aviones, barcos, empresas, bancos, oficinas gubernamentales, la selva y la frontera. Brasil, Paraguay, Estados Unidos, Centroamérica y Europa son algunos de los escenarios. Sus objetivos fueron futuros candidatos presidenciales, diplomáticos, Hezbollah y los narcos internacionales más buscados.
Con detalles escabrosos y cotidianos, El Agente corre el velo de aquello que se mantiene oculto y lejano para la mayoría de las personas: la vida de un espía acostumbrado a jugar en las grandes ligas. El uso de los micrófonos más sofisticados, los papeles como infiltrado, la mímesis con los narcos, los trucos para ponerse a salvo y la dificultad de volver a casa después de convivir entre criminales durante meses.
Cualquier profesional de los servicios de inteligencia sabe que cruza una línea sin retorno cuando queda expuesto frente a la sociedad. Sin embargo, Julio César Pose, actualmente en prisión domiciliaria, piensa que no tiene nada para perder. Para él, esto recién empieza.