Un fractal literario, con miras a un pasado que siempre vuelve.
Así como Jorge Luis Borges inventó El Aleph, un punto en un sótano del sur de Buenos Aires que podía albergar la totalidad del universo, Angélica Gorodischer crea en Tumba de jaguares un fractal literario: novela que novela que novela. En ella, una mujer entrega su existencia a la escritura para escribir sobre una mujer que escribe sobre una mujer que escribe.
Tríptico anudado por la presencia ominosa de una habitación casi redonda de tan hexagonal, Tumba de jaguares explora la vida y la muerte de mujeres y hombres acosados por el pasado que vuelve, como los fantasmas.
En las novelas -en las que valen la pena, que son las que dan la felicidad- hay esa historia que se cuenta pero también hay el contar y el canto. Lo sabemos quienes escribimos. Y también quienes leemos. Hay esa música que nos trama. Ese poner al cuerpo en contacto con otros cuerpos. Solamente lo logran los escritores más grandes. Como Angélica Gorodischer.
-Gabriela Cabezón Cámara