Reseña: Si los chinos comen perro, nosotros comemos
perro. Después me mostró qué partes servían y qué partes
podíamos tirar a los juncos, porque con los juncos, me
dijo, también hay que tener buena voluntad. El Tano
creció en dos lados: con sus padres, bajo la curva de la
General Paz cuando se transforma en la Panamericana,
donde la polución invisibiliza a quienes viven ahí, y en
Villa Rosa, en el campo, cuando todavía no era nada, puro
yuyo, serpientes y pantanos secretos, donde lo crió su
abuela. Tras la muerte de sus padres y de su abuela, el
Tano vuelve al barrio, al Triángulo de las Bermudas de
esa curva. Allí, ciertos amigos de la infancia lo
involucran en esa asociación ilícita que desarrollan en
una cofradía perfecta. Él los quiere aunque hará todo lo
posible para que no se le acerquen. Ellos no entenderán
que el Tano, si se aleja, lo hace por el bien de ellos,
por algo que lo persigue y lo arruina todo. Luis Mey es
un provocador. Nos presenta un personaje sufrido por el
abandono y la frialdad de su familia que interactúa con
su abuelita. Luego, lejos de transformarlo en un ser
débil, hace crecer a Emiliano, el Tano, en la misma
medida en sensibilidad y en oscuridad. En esta nove...